domingo, 23 de septiembre de 2012

CEMENTERIO DE LA RECOLETA

Conozcamos un poco más sobre la historia del camposanto más conocido de nuestra capital.

Siendo paraguayo y te preguntaran dónde queda el Cementerio de la Recoleta seguro, segurísimo vas a dar con la ubicación. Lo primero que se nos viene a la mente es la Iglesia de la Recoleta, y luego el cementerio, ubicadas en la Avda. Mariscal López,  es el primer cementerio extramuros de la ciudad. Se preguntarán...  ¿qué es un cementerio extramuros? Pues hagamos un poco de historia. En el siglo XVIII, por orden de los reyes borbónicos y la iglesia calificó de degradante y sucia la práctica de convertir los templos en depósitos de cadáveres. Se propició el desplazamiento del dolor desde el espectáculo público al sentimiento privado y la sepultura desde la iglesia al cementerio "extramuros" es decir fuera de la iglesia misma, o para no complicarnos, lejos de la iglesia (o no tanto). La cuestión de esta práctica fue por razones sanitarias ya que a las iglesias concurría mucha gente que podía contraer enfermedades por la cercanía con los cuerpos en descomposición

El 20 de octubre de 1842, un decreto del gobierno consular integrado por Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso rompió con esa secular tradición de enterrar los cadáveres en el interior de las iglesias. Pero volvamos unos años antes, a la época donde en Paraguay regía la Gobernación. Habiendo recibido la orden de la Real Cédula de 1804, el Cabildo empieza a manejar las opciones de la construcción de un cementerio, pero por falta de fondos retarda la ejecución de la misma. Un documento del Cabildo redactado en enero de 1805 dicta lo siguiente: 

"Y por lo que hace al modo en que se ha de ejecutar el cementerio y arbitrios que puedan tocarse, es de sentir que por ahora se excusen las piezas y repartimientos que comprende el plano por no haber fondos para su fábrica y que se levante un cementerio o semejante de los que hay en los pueblos mandados erigir por el notorio celo y vigilancia del actual Señor Gobernador."

Recién en el año 1842 el Cabildo mediante un decreto ordena la construcción de un cementerio público donde anteriormente se ubicó el Convento de la Recolección, el terreno se encontraban a una legua de la capital (entre 4 a 7 kilómetros). En los documentos que podemos consultar en el Centro Cultural de la República El Cabildo encontramos los artículos donde se demanda la construcción del cementerio.

"-Primero: Que la sanidad y la decencia de la capital reclaman el establecimiento de un cementerio general a una distancia conveniente. 
-Segundo: La parroquia de la Recoleta por su posición y las buenas comodidades del suprimido convento de la Recolección de San Francisco es lugar conveniente para un cementerio general, y considerando también que pertenece al Estado ha acordado y decreta 

-Artículo Primero: Se construirá en la Recoleta un cementerio público al lado de la iglesia al Oeste con la capacidad de 400 varas en cuadro que se han de cerrar con material firme y con dos y cuarta varas de alsado (fachada) del rodapié hasta la senefa del caballete, y se colocará al Norte una puerta con fachada llana sin prejuicio de que en mejores circunstancias pueda llevarse a la perfección. 
-Artículo Segundo: En el corredor de la iglesia al lado del cementerio se habilitará una sala con suficientes claros destinado al depósito de los cadáveres y también un cuarto capaz para los muebles y útiles del cementerio. 
-Tercero: Se adjudicará el expresado cementerio para la inhumación de los cadáveres de la parroquia de la Matriz, Encarnación, San Roque y Recoleta. 
-Cuarto: Se darán las órdenes necesarias para que sea efectivo el cumplimiento de este decreto y para que se habiliten desde luego los carros fúnebres y demás necesario al servicio del establecimiento indicado. 
-Quinto: A la conclusión del cementerio se dará el reglamento correspondiente. 
-Sexto: Transcríbase a la Tesorería General.      (30-Mayo-1842.)


El decreto del 20 de octubre de 1842 afectó a las iglesias de la capital, pero posteriormente se extendió a las de todos el país. La medida gubernamental también creó los reglamentos para la administración del cementerio general de la Recoleta en el ramo de las sepulturas, catacumbas o mausoleos y tráfico de cadáveres de los carros fúnebres, actividades del cementerio, horarios de apertura, etc.


El cementerio estaría conformado por lances a ambos lados de la portada principal, que serían ocupados de manera que no se salteasen lugares, cada lance debía llenarse antes de pasar al siguiente. Debe entenderse el término "lance" por la medida que ocupa de largo una determinada edificación, sea iglesia, casa, cementerio, etc.

Ya finalizando el año 1845 se tiene conocimiento mediante una carta del encargado que el cementerio se encontraba bien aseado y se había colocado la cruz central a la cual llegaba la calle que partía desde la portada del camposanto adornado con azucenas y romeros tal y como se había establecido en el decreto citado en párrafos anteriores. Para esa época se encontraba además bien amurallado y los cuartos correspondientes al depósito de cadáveres y a las herramientas se encontraban en el corredor de la iglesia.

En los tres años de existencia que ya llevaba se habían ocupado trece lances y comenzaba a utilizarse el siguiente, estos correspondía a los lotes pagados, mientras que cinco y medio lances se encontraban ocupados por familias de escasos recursos. Los límites originales del camposanto debieron ser ampliados desde aproximadamente principios del siglo XX. Estas ampliaciones se realizaron hacia los lados Este y Sur de la Iglesia.

En el año 1965 se había firmado un Contrato de Mesura Judicial, levantamiento plani-altimétrico, catastro y registro de panteones y sepulturas. Desde este estudio son los planos del cementerio que existen hasta la fecha, en la memoria presentada por ellos se constata que ya en 1965 que en el sector netamente antiguo se hallan agrupados en evidente desorden tanto los lotes titulados, sótanos, nichos o simples sepulcros, muchas de las cuales en estado de total abandono, lo que dificulta su individualización.

La mala organización de panteones y sepulturas debido a la falta de control y planificacion era evidente ya que en aquella época produjo la alta densificación del sector donde algunas calles ya no existen y han dejado lugar a interminables laberintos que imposibiltan acceder a algunos sitios, pues, han quedado aislados y ocultos. A esto se le suma la temible desidia de las autoridades y la de los mismos propietarios que han dejado al Cementerio de la Recoleta librado a su suerte.


CURIOSIDADES
Entre los servicios de carros fúnebres figuraban tres categorías. La primera de tres pesos, la segunda de veinte reales y la tercera, gratuita. Igualmente se estableció un reglamento en el que, entre otras cosas, se estipulaba que en cada carro debía ser llevado un solo cadáver; que se podía levantar mausoleos, lápidas, etc. Otra disposición: "es contra la piedad cristiana dar sepultura a los cadáveres con acciones irreverentes o arrastrándolos en cueros o arrojándolos en los sepulcros sin consideración, o en posición contraria a la que tiene en práctica la iglesia".  Mejor detallado, imposible. En otro artículo prevé la apertura de una calle de 2,30 metros desde la portada hasta la cruz mayor bien alineada con azucenas, romero y lirios azules, y ninguna otra calidad de plantas.










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